miércoles, 27 de junio de 2018

The Strange Worlds of Your Dreams

Desde finales la Era de Oro, bajo la autoría de Jack Kirby y Mort Meskin, nace en el estudio de arte Simon & Kirby, el muy corto serial The Strange Worlds of Your Dreams -entre agosto de 1952 a enero-febrero de 1953, donde es importante poner un poco de contexto a su origen, en donde un titulo creado por el pionero cartonista Winsor McMcay: Dreams of the Rarebit Fiend (1904-1911 y revivido entre 1911-1913 con otros títulos), plasmo los cartones tomando como narrativa las cartas de lectores del Evening Telegram que los publicaba. 69 de las 821 cartas que fueron publicadas, se llego a dar el crédito correspondiente a esos remitentes, donde cabe la anécdota, que de entre uno de ellos fue el editor y pionero de la ciencia ficción Hugo Gernsback, por quien es llamado así el mismo Premio Hugo.  The Rarebit Fiend coexistió con la opera prima de McCay: Little Nemo in Slumberland (1905-1914 y 1924-1927), de corte onírico mas inocente, pero aun con ello daría pie a la muy naciente moda -de la copia de estilos, tanto en lo narrativo como en el artistico.

Así, en la década de 1950, los cómics de romance tenían como blanco al público femenino, mientras que los cómics de crimen, suspenso, y horror estaban pensados primariamente para el lector masculino. The Strange Worlds of Your Dreams intento abarcar ambas audiencias, pero aun con ello, las perdió. Este título intento llegar a un público más maduro, que pudiera ver reflejadas en las historias plasmadas en sus interiores sus propios sueños, que mas allá de la inocencia de su predecesores Rarebit Fiend y Little Nemo, los relatos llegaron a parecer más a pesadillas.

Lastimosamente, este título bimestral solo llego hasta su cuarta entrega, en parte por el desencanto de las bajas ventas, y la inminente presión ejercida por las opiniones y asociaciones publicas que enarbolaban la tesis del Dr. Fredic Wertham, preámbulo de la implementación del Comic Code en 1954.  

Con el arte inspirado en parte de las tesis de Freud y del surrealismo de Dalí, además de la misma concepción y experiencia antes obtenida bajo el titulo Black Magic (1951), Jack Kirby y Mort Meskin llegaron a la interpretación de sus propios sueños, plasmados en papel en una vorágine de imágenes y colores, generando una narrativa gráfica con fuerte psicoanálisis.   Una obra que da pie sin lugar a dudas a un Jack Kirby que en la Era de Plata nos llego a resguardar -bajo su potente y dinámico arte- de los terrores de otros mundos y dimensiones alternas. 






 

jueves, 14 de junio de 2018

El Metabaron

De izquierda a derecha: Tomo 1, Edición original en francés de Les Humanoïdes Associés.  Libro 1, Edición en ingles (incluye los tomos 1 y 2 originales) de Humanoids, Inc.  Volumen 1, Edición en castellano de Yermo Ediciones (Glenat).
Una de las más grandes y reconocidas sagas 'Soup-Opera Galáctica' en el mundo del Noveno Arte es sin lugar a dudas "La Casta de los Metabarones" (1998-2003), que a través de 8 álbumes (BD o Tomos) y un complemento, saga que nace de la pluma del prolífico y nada convencional escritor/director de cine y cómic francés Alejandro Jodorowsky, en mancuerna con la maestría y elegancia del arte dibujado por Juan Giménez, este par tan único de creadores nos narran toda una genealogía de Guerreros, de una Casta invencible, llena de dolor, sacrificio, guerra, imperios galácticos, dinastías, y muerte.

Pues bien, ahora después de 15 años del término de la primera saga, Jodorowsky apoyado en esta nueva entrega por Jerry Frisen y el espectacular arte de Valentín Sécher, nos vuelven a emocionar con la continuación: 'El Metabarón'. Donde el Imperio Tecno-Tecno en su voraz e infinita ambición de poder, provocan la escasez de la fuente de energía más pura y perfecta del Universo entero, pero sin darse cuenta que con ello también pondrán en riesgo la existencia del mismo. Más todavía, cuando a esta inminente desgracia, está vinculada a la misma sangre del último de su Casta: Sin-Nombre, el último Metabarón.

Te invito pues, a la lectura de esta GRAN nueva saga, donde disfrutaras a plenitud de cada página, de cada viñeta, del regreso del guerrero MÁS poderoso de todo el Universo, y quizás, ser testigo de su destino final.

Larga vida a los CASTAKA!

miércoles, 13 de junio de 2018


Crime Does Not Pay #114.

Septiembre 1, 1952.
[Lev Gleason, Charles Biro, Bob Wood]

Este es de esos cómics que llegan a tener un muy alto valor dentro de la colección -quisiera creer que para cualquiera, no por su valor económico –aun siendo de finales de la Era de Oro, sino por ciertos detalles que convierten un muy maltratado cómic, en un fiel testigo de la historia del cómic norteamericano.

Veámoslo por partes...


"Más de 100 millones de copias vendidas!".

En parte fue cierto, tan solo cabe aclarar que para lograrlo requirió del lapso de cerca de 10 años de publicaciones desde sus inicios del título en 1942. Otro factor que sin lugar a dudas permitió dicho logro, fue el morbo en torno a los temas del crimen, además de su costo que permitió que cualquier persona -desde niños hasta adultos, por tan solo 10 centavos, tener acceso a todo un carrusel de crímenes, intrigas y delincuencia.


 

 

"Comics Code".

La Asociación de Publicadores de Comics y Magazines (ACMP por sus siglas en ingles), fue la infructuosa predecesora de la Asociación de América para el Comic y Magazines (CMAA) que administro el Comics Code Authority en 1954. La asociación fue fundada en respuesta a la crítica de que los comic books contribuían al deterioro de la juventud y al incremento de la delincuencia juvenil. En 1948 la asociación sugirió la implementación de dicho código de publicadores, pero la falta de participación y estándares para su uso entre las editoriales, lo hicieron totalmente inefectivo. Así es como títulos como el presentado aquí, a pesar de enarbolar en portada su autorización por parte de la ACMP, sus contenidos, por no mencionar sus controversiales portadas, hicieron ver dicho código como un solo mero y superficial tramite.



"Prayer Works Wonder".

Este es el detalle que personalmente tiene capturada la personal emoción sobre este ejemplar; pues presenta la segunda aparición en el titulo del trabajo de un joven freelancer conocido como Frank Frazetta, una sola página bajo encargo de una asociación Judía: Religion in America, uno de esos trabajos que quizás podrían pasar desapercibidos, pero aun así, se convierten en parte del legado póstumo y evidencia del paso en el mundo del cómic del crimen por parte del Gran Maestro Frazetta.